Cuento infantil para fomentar la unidad, el trabajo en equipo, el interés por la música, erradicar el egoísmo y muchos aprendizajes más.

EL PIANO

Todo estaba listo para comenzar la celebración aquella tarde.  En la bien adornada sala, estaba un hermoso piano, que sería tocado por un famoso artista.

Todos querían disfrutar de las hermosas melodías de aquel elegante instrumento musical.

Sin embargo, se presentó una fuerte discusión.  ¡No era posible!

Las teclas blancas, habían decidido que no necesitaban a las de color negro.

Somos las mejores - decían las teclas blancas- Y sabemos que sin ustedes la música será más hermosa y melodiosa -continuaron diciendo-

Las teclas negras, trataban de explicar que ellas debían estar en el piano porque ayudaban a mejorar las melodías.

Sin aceptar las explicaciones, las teclas blancas retiraron a las negras del hermoso piano.

Llegados los invitados a la fiesta, correspondió el turno de escuchar al pianista, quien se asombró de no ver a las teclas negras,  pero como todos esperaban el momento musical, este comenzó a tocar. 

Todos quedaron asombrados al escuchar las más horribles notas musicales.

¿Qué estaba pasando? Las teclas blancas y el pianista trataron de seguir, haciendo un esfuerzo extra para que la música se escuchara tan hermosa como lo planeado.

¡Pero fue imposible!  La música estaba arruinada y también la celebración, por lo que la más sensata de las teclas blancas dijo al grupo: - Se que todo está saliendo terrible porque sin las teclas negras la música no suena de forma armónica.

Todas las teclas blancas se sintieron avergonzadas y tocaron una nota triste. No había nada que hacer; las teclas negras se había marchado.

Pero muy cerca de allí estaba la tecla negra más curiosa que no se había alejado del piano.

Tratando de no llamar la atención caminó de puntillas pero tropezando con un sillón cercano, hizo que todas las teclas blancas la descubrieran. 

Ver a la tecla negra allí fue el momento más maravilloso del grupo de las blancas por lo que todas sonreían y le rogaron que llamara a las otras teclas negras y se unieran en la música.

Fue así como nuevamente unidas tocaron las más hermosas melodías de la noche. Los invitados que antes quería retirarse de la celebración, volvieron a sus lugares para escuchar lo que fue el mejor concierto de sus vidas.

Y así las teclas negras y blancas fueron inseparables para llevar las más hermosas melodías por el mundo.

Autora : Sandra Garrido Ojeda.