Un relato encantador que enseña a los pequeños el poder del respeto, la honestidad y la generosidad, dejando una huella valiosa en su corazón desde la etapa preescolar. A demás consolida la amistad como el tesoro más valioso.

Son infinitas las posibilidades de aprendizajes en todas las áreas que deja este lindo cuento.


CUENTO INFANTIL


En un pequeño pueblo llamado Villafeliz, vivían tres amigos inseparables: Ana, Luis y Marta. Cada uno tenía una cualidad especial que los hacía únicos. Ana era muy honesta, Luis siempre mostraba respeto y Marta era conocida por su generosidad.

Un día, mientras jugaban en el bosque, encontraron un mapa antiguo que prometía llevarlos a un tesoro escondido. Emocionados, decidieron seguir las pistas. El mapa los llevó a través de ríos, montañas y valles, pero cada pista requería que demostraran uno de sus valores.

La primera pista los llevó a un puente roto. Para cruzarlo, necesitaban confiar en la honestidad de Ana. Ella les dijo que podían cruzar uno a uno, y aunque tenían miedo, confiaron en ella y lograron pasar.

La segunda pista los llevó a una cueva oscura. Luis, con su respeto por la naturaleza, les recordó que debían ser cuidadosos y no dañar el entorno. Gracias a su respeto, encontraron el camino seguro a través de la cueva.

Finalmente, la última pista los llevó a un árbol gigante. Para alcanzar el tesoro, necesitaban la ayuda de Marta. Ella, con su generosidad, compartió su comida y agua con sus amigos, dándoles la energía necesaria para trepar el árbol.



Al llegar a la cima, encontraron un cofre dorado. Al abrirlo, no encontraron oro ni joyas, sino un espejo. Al mirarse en el espejo, se dieron cuenta de que el verdadero tesoro eran los valores que habían demostrado: honestidad, respeto y generosidad.

Desde ese día, Ana, Luis y Marta comprendieron que los valores eran el verdadero tesoro que los hacía fuertes y unidos. Y así, vivieron felices, siempre recordando que la amistad y los valores eran lo más valioso que podían tener.

Autora: Sandra Garrido Ojeda