Pepito y los héroes es un aleccionador y emocionante cuento. Bien narrado o escenificado, puede ayudar a desarrollar conciencia y sensibilización en los niños por su salud buco-dental. Puede ser contado dentro de la familia o en el aula de clases.

La higiene dental

La higiene dental es un área en la que muchos padres tienen dificultades porque los niños a menudo se muestran reacios a cepillarse los dientes, usar hilo dental y visitar al odontólogo. Pero enseñar a los niños la importancia de una buena higiene bucal y las prácticas adecuadas es una parte importante del papel de los padres, porque existe un vínculo entre una boca sana y un cuerpo sano. Por un lado, la enfermedad de las encías no tratada puede provocar problemas de por vida en los dientes, así como enfermedades respiratorias graves. Por esta razón, la educación y los buenos hábitos deben comenzar a una edad temprana.

PEPITO Y LOS HÉROES

Este emocionante cuento trata de un niño, al que sus amigos le decían cariñosamente pepito; su nombre era José.

Un día pepito se miró al espejo y sonreía muy ampliamente, mientras observaba sus dientes y muelas. Se veían blancos; pero, con mucho asombro ¡Descubrió un punto negro en uno de sus dientes! Intentó quitarlo con su dedo, pero fue inútil.

La mamá de pepito siempre le decía que se cepillara los dientes y pepito obedecía pero cuando se iba dormir, llevaba consigo uno o dos caramelos o cualquier otra golosina.

Una noche, Pepito se cepilló antes de dormirse y también llevo sus golosinas. Pero, ¡Algo le sucedió esa noche!

El niño se durmió profundamente y tuvo un hermoso sueño:


Soñó que se encontraba en un maravilloso lugar donde había todas las golosinas que jamás pudo imaginar; se sentía dichoso de poder estar allí.

El niño curioso, comenzó su recorrido por todo el lugar y mientras lo hacía, se encontró con unos personajes que parecían muy amigables:

Su primer amigo se acercó y le saludó muy feliz:

¡Hola que bueno que nos visitas! - le dijo -

- ¿Cómo te llamas? –

El niño respondió:

- Mi nombre es José pero puedes llamarme Pepito.- ¿Y cuál es tu nombre?-

Preguntó el niño.

- Yo me llamo chupeta.-

Chupeta tenía una cara redonda, hermosa y muy colorida era muy delgada, pero tenía algo en particular, la dulzura que tanto encantó a Pepito.

Creo que seremos grandes amigos - dijo Pepito - y tomándola de la mano, continuaron el camino en busca de otros amigos y así poder jugar.

Pasado un rato, les salió al encuentro otro habitante de ese inigualable lugar, llamado "El Mundo Azucarado" porque las casas y todo en ese lugar, parecía estar construido con azúcar.



Pepito - le dijo Chupeta - el es mi amigo Caramelo.

Chupeta y Caramelo se dieron un fuerte abrazo y Caramelo le dio un apretón de manos a Pepito. El niño se veía muy contento.

Caramelo los invitó a su casa para que Pepito conociera a su familia. Eran muchos caramelos los que le dieron la bienvenida al niño. Salieron luego afuera y comenzaron a jugar, a comer, saltar y otras muchas cosas.

¡Que ratos tan inolvidables estaba compartiendo Pepito con sus nuevos y simpáticos amigos! Las risas, canciones y gran dulzura se conjugaban con el hermoso paisaje donde jugaban los inquietos amigos.

Luego de mucho jugar y un poco cansados se dieron cuenta que estaba cayendo la tarde, pero era tan bueno estar allí, que pareció no importarles y continuaron su divertida faena.

A muchos, muchos metros de allí, vislumbraron una tenue luz y Chupeta que era la mayor de los amigos de Pepito, recordó que cerca de ese lugar donde jugaban, vivía alguien espantoso que nadie conocía, pero al que todos que todos temían. No sabían de quien se trataba, pero prefirieron alejarse de ese lugar.

Llegada la noche y aún muy lejos de la casa de Caramelo donde iban a descansar del ajetreo de todo el día, decidieron regresar.

Comenzaron a caminar a la casa, pero de pronto se detuvieron de golpe por que les salió al encuentro una grande, negra y fea figura de entre las sombras. Todos estaban muy asustados y salieron corriendo despavoridos dejando solo a Pepito , quién también temblaba con un gran susto y sin saber que hacer. 


La espantosa figura asechaba alrededor del niño como queriendo atraparlo y Pepito trató de emprender la huida pero no sabía a donde.

La fea figura le dijo que solo quería comerse sus dientes, que eran blancos y brillantes.

Casi parecía desfallecer del susto cuando vio bajar de entre los árboles azucarados a dos inesperados amigos, que lucharon fuertemente con la horrible y negra enemiga.

La vieja tenebrosa gritaba muy fuerte:

-“Yo me llamo Caries y no hay nadie mas poderosa que yo” –

Pero valientemente los dos desconocidos héroes la enfrentaron por largo rato logrando vencerla y la encerraron para que no volviera a asustar a los niños.

Cuando derrotaron a la vieja Caries, los salvadores de Pepito se acercaron y le explicaron, que aunque sus amigos Caramelo y Chupeta no eran malos, no podían salvarlo de la fea y espantosa Caries que siempre estaba al asecho de los dientes de los niños como él. Pepito les agradeció que le salvaran diciendo:

“Habría perdido mis dientes de no haber sido por ustedes. ¿Cómo se llaman para siempre recordarlos como mis héroes favoritos?

Yo me llamo “Cepillo” y ella es “Crema dental”  - Respondió -

Se dieron un apretón de mano sellando una eterna amistad.

Pepito despertó de su sueño, y corrió al baño donde volvió a ver a sus amigos de los cuales fue inseparable y visitaba cada tres veces al día.


Gustosamente Pepito veía sus dientes blancos y brillantes, por lo que se sentía muy feliz.

En su escuela, Pepito le pidió a la maestra poder contar su sueño para que otros niños comprendieran lo importante que era cepillarse los dientes, para no perderlos. Por lo que al final del curso recibió gran reconocimiento, porque todos sus compañeros le dedicaron mayor cuidado a sus dientes después del relato de Pepito.

Con gran regocijo recibió su reconocimiento, sintiéndose útil y contento de haber ayudado a sus amigos.


FIN

Autora: Sandra Garrido Ojeda